sábado, 31 de enero de 2015

Los DEBERES, cabeza de playa revolucionaria

El carácter revolucionario de los deberes surge del acto atrevido del docente que avala un aprendizaje deslocalizado e informal. La escuela es para jugar y ociar. La casa y el trabajo para estudiar (se aprende encerrado y trabajando)

El problema de los deberes no es de aprendizaje, sino de acreditación de otros tiempos y espacios para aprender más económicos, reales y eficientes que la escuela/universidad.

En la guerra entre deberes vs no-deberes, el peso emocional se inclina hacia los no-deberes fuera de la escuela, pues los muchachos necesitan tiempo para jugar y socializar, a sabiendas de que el espacio-tiempo más adecuado para el juego y la socialización es la escuela, no la casa. La razón invisible e incosciente para oponerse a los deberes en la casa es la negación a enfrentarse a la trágica realidad de la desaparición de la escuela, la desescolarización.

De lunes a jueves
Homework = Homeschool = No-School → Desescolarización
School = Juego → Ocio → Socialización → Aprendizaje lúdico y social 
Home = Tedio →  Sedentarismo → Reclusión → Individualización → Estudio
Work =  Actividad formal → Career learning → Learning is the work

No es complicado constatar cómo la mayoría de nuestros niños aprenden en el espacio natural (no en el espacio artificial escolar) las destrezas básicas puramente académicas, como hablar, contar, sumar, leer, escribir, razonamiento lógico (estoy pensando en juegos com el dominó), sin necesidad de los Planes de estudio esotéricos del Sistema, cuyo propósito no parece ser otro que el de justificar la presencia misteriosa y sagrada del magisterio.

En una ocasión me preguntaron qué pensaba de los "deberes". Dije que estaba en contra de ellos si las agujas el reloj se detienen y no se resta el tiempo de los deberes del período lectivo; pero estaría a favor siempre y cuando el espacio-tiempo utilizado en la tarea fuera, no sólo avalado, sino también contado como período lectivo y/o sustituto del espacio-tiempo artifical y ficticio del aula. Es lo menos que se puede exigir.

El carácter revolucionario de los deberes, desbravado por el Flipped Clasroom al llevarlos al alua, diz que para que se aburrieran menos los muchachos, no surge del contenido de la tarea; sino del acto atrevido del docente que formaliza y avala un aprendizaje ocurrido en un tiempo-espacio natural (el hogar), extraescolar e informal, con o sin la aprobación del Sistema.

El movimiento Flipped Clasroom es producto de la cobardía magisterial que, al toparse con las 7 horas míticas de clase diarias, prefiere mantenerlas intocables, en lugar de cuestionarlas o reducirlas al mínimo. La lógica, libre de prejuicios, nos dictamina que, si antes del Flipped Clasroom, el discente afrontaba fuera de la escuela, sin la presencia física y virtual del docente, el contenido procedimental (los deberes); y ahora, con el Flipped Clasroom, afronta en el hogar, con la presencia virtual del docente, el contenido conceptual, la  primera pregunta que viene a la mente es la de ¿qué sentido tiene la sala de clase en sí?, ¿qué hacemos con las 7 horas míticas?

Resolvamos de una vez por todas el jueguito de "quítate tú pa' ponerme yo", cuyo propósito no es otro que garantizar la asistencia de 7 horas antes de iniciar el rito de la clase. Demos a la educación un giro de 150 grados, no sólo la media vuelta; lo lógico y revolucionario sería expandir la "cabeza de playa" de los deberes, adiccionar el contenido conceptual a los deberes en el hogar .

No saquemos los deberes del tiempo-espacio informal (hogar, vida exterior, etc...) donde ahora se desenvuelven; al contrario, reforcémoslos y agreguemos otros contenidos, estoy pensando en el contenido conceptual (la conferencia magistral). Como la Educación de Máximos (tratamiento del doble contenido conceptual y procedimental en el aula), tarde o temprano va a desaparecer, hace años me di a la tarea de desencarcelar la escuela, retornar al Batey, colocarla en el centro de la vida, reinventar y diseñar la Educación de Mínimos que atiende al Currículum trimodal en distintos espacios y tiempos.

Concluyamos que el problema a resolver no son los deberes ni el tiempo libre extraescolar, sino las 7 vacas (horas) sagradas, intocables, confinadas en el espacio aulístico asociado con el cuido. Los espacios más apropiados para el contenido procedimental son los naturales (hogar, comunidad, escenario laboral-profesional, ambiente, naturaleza), no el espacio artifical, simulado y ficticio del aula. El espacio para el contenido conceptual puede ser cualquiera, incluyendo el espacio virtual a un costo mínimo y el aula a un costo más elevado.

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