a mil en manos del Sistema.
Atrévete a NO hacer en el aula lo que puede hacerse online y en escenarios laborales y extraescolares.
Un día visité una "Escuela para el s. XXI" llena de cachivaches y ésta me dijo: "Equipad al estudiante, No al salón".Esta entrada es una continuación de "Equipad al estudiante, no al salón"
Del estudiante receptor al estudiante emisor
El estudiante como receptor necesita llevar consigo muy poco bagaje y equipo (soporte, medios y herramientas):
- Escuchar-grabar (memoria corta-larga, interna-externa).
- Leer-subrayar (si hay libros de texto).
- Escribir (libreta-pizarra-lápiz). La pizarra personal, con el pizarrín, se lo quitaron en la década del 50.
Este equipo siempre ha estado bajo el control y dominio del estudiante de las generaciones anteriores. El elemento que más transformaciones ha tenido es el de escribir. Sin afectar el escenario conferencial de la sala de clase y sin modificar el paradigma de Gutenberg, se está imponiendo la escritura mediante el teclado; el ordenador o laptop sobre los pupitres, dando lugar a lo que Himanen llamaba Escuela monacal computarizada.
El administrador, con el objeto de hacer más entretenida y motivante la conferencia magistral ha ido añadiendo a la sala de clase equipo sobre equipo cada vez más caro. Ahora el docente no tiene que ensuciarse las manos con polvo de tiza al escribir en la pizarra o con pegatina al proyectar transparencias; no hace preguntas verbalmente, las proyecta. Pero el estudiante sigue con la rutina de escribir lo que se proyecta y contestar lo que se le pregunta (ahora sin abrir la boca y apretando un botón).
El estudiante como emisor trastoca todo el panorama educativo, subvierte y disloca todas las piezas del engranaje educativo: al administrador, al del presupuesto, al docente y sus ayudantes, a los padres, a la sala de clase, en fin, a toda la escuela.El administrador, con el objeto de hacer más entretenida y motivante la conferencia magistral ha ido añadiendo a la sala de clase equipo sobre equipo cada vez más caro. Ahora el docente no tiene que ensuciarse las manos con polvo de tiza al escribir en la pizarra o con pegatina al proyectar transparencias; no hace preguntas verbalmente, las proyecta. Pero el estudiante sigue con la rutina de escribir lo que se proyecta y contestar lo que se le pregunta (ahora sin abrir la boca y apretando un botón).
El estudiante como emisor necesita para hacer un trabajo de calidad tener bajo su control y dominio:
- Equipo (PC, Laptop, Móvil, iPod, iPad, iPhone...) y herramientas para construir conocimiento u objetos de aprendizaje.
- Soportes no tangibles para transportar conocimiento.
- Medios y canales (emisoras) para transmitir y distribuir conocimiento.
- Entorno polivalente (caótico) para colaborar y compartir conocimiento. Tantas emisoras y canales a la vez pueden perturbar y descarrilar el tren de ideas. El entorno más apropiado para que ese caos se ajuste (se entreteja = red, tela, web en inglés) es el de las Redes sociales, donde lo caótico puede estructurase. Para los griegos, el orden o Cosmos adviene luego del ajuste (por ahí ronda la justicia) o encaje del Caos (En la mitología griega, Diké es la justicia. Hija de Zeus/Júpiter y Temis, tiene como hermanas a Irene (la paz) y Eunomía (la legalidad o el orden). Las tres, también conocidas como Las Horas, representan los valores que sustentan la convivencia y crean el bienestar entre los hombres. Se les reconoce como diosas del equilibrio y la armonía vitales, siendo las encargadas de abrir y cerrar las puertas del Olimpo, presidir las bodas de los dioses y las vidas de los hombres).
Del Auditorio al Stvdivm ubicuo
El Auditorio (incluyendo a la iglesia, el teatro, la sala de clase medieval y actual) responde a un paradigma autoritario, de dominio sobre los discentes (púlpito, tarima, escritorio). Todo su equipo, por mínimo que sea, es pesado, intransferible, inamovible y costoso. La imagen del estudiante sentado en la sala de clase mirando lo que se proyecta o lo que se dice, así como la del salón inundado de ordenadores o equipo movil, hace tiempo que dejó de tener sentido. Recuerdo que, para confirmar la actitud negativa de sus colegas hacia la tecnología educativa, una estudiante (maestra) trajo a colación el hecho de que otra maestra de su plantel se negó rotundamente a dar clase de matemáticas el día que le inundaron su salón de ordenadores.
-¡Fantástico!, fue mi reacción instantánea.
-Pero usted no está a favor de las TIC?
-Sí, pero fuera del salón. Resulta que la maestra aludida estaba contra las TIC, dentro y fuera del salón.
Lo de "Fuera del salón" genera cierto malestar en aquel maestro que identifique con el espacio y el tiempo escolar físicos la realización de su tarea profesional.El Stvdivm obicuo (área caótica de estudio y trabajo individual, colaborativo y colectivo, ubicado en cualquier lugar, físico o virtual) representa el paradigma constructivista social-virtual y el conectivista. Es necesario remontarse a la “Sala de parto” de Sócrates para encontrar algún antecedente. Sus funciones son las de grabar, producir y emitir. El equipo que necesita el estudiante para esta área de estudio es liviano, transferible, móvil, más barato que los libros de texto de un año. Ahora hay que tener valor para imaginarse al estudiante sentado en cualquier lugar, controlando un sinnúmero de canales abiertos al mismo tiempo, transmitiendo, relacionándose, comunicándose. ¿Dónde quedó el escritorio iluminado con la silla ortopédica como área casera de estudio? Las TIC son ubicuas, no salonescas, funcionan mejor fuera que dentro del salón. Dentro del salón son un mal (¿necesario?) más que un bien. Parafraseando los retweets de Oxfam durante la Conferencia del Ciberespacio en Londres 2011, puede decirse que “el futuro de la educación lo decidirán nuestros niños con un portátil de 10 dólares, no la administración ni los docentes” (El retweet directo era: “el futuro de la web lo decidirá una niña en India con un portátil de 10 dólares, no los hombres trajeados de “LondonCyber”).
A primera vista pareciera que soy TIClasta (de klaein romper, el que rompe con las TIC); pero no encuentro otra forma de salvar las TIC en el entorno educativo que sea sacándolas de la sala de clase, NO de la clase. Si no, guarda esta entrada y la revisas de aquí a cinco años, a no ser que Tim O'Reilly o Tim Berners-Lee o George Siemens lo digan antes, si es que no han dicho ya. Reconozco los reparos del quehacer académico más allá de las 4 paredes de la sala de clase, quehacer desmedido en la medida que se utilizan medios de relación y comuncación obsoletos. El mayor obstáculo reside en las presiones de las compañías que cabildean y mercadean dicho equipo.
Hacia una escuela sin impresora, fotocopiadora ni PDI
- Si profesores y estudiantes utilizan bases de datos gratuitas alojadas en web para sus quehaceres intelectuales, ¿para qué los libros de texto y la biblioteca tradicional?
- Si los estudiantes (y el profesor, por supuesto) distribuyen y comparten su conocimiento en la Web, ¿para qué la impresora y fotocopiadora?
- Si los estudiantes (y el profesor, por supuesto) proyectan las presentaciones de sus proyectos en la Web, ¿para qué el proyector digital?
- Si los estudiantes (y el profesor, por supuesto) interaccionan físicamente en la clase y virtualmente en la red social, ¿para qué el PDI?
- Si los números del 1-4 son viables, ¿para qué la sala de clase? Lo ideal sería hacer en el aula sólo aquello que no puede hacerse online y en los ambientes laborales/profesionales. Pero, mientras la asistencia sea compulsoria, podríamos utilizar el entorno físico para “dar cuenta” del contenido conceptual y procedimental (saber cosas, saber hacer cosas, poder hacer cosas: 10% del tiempo) y para “trabajar” con el contenido óntico, el estudiante como contenido (ser, saber ser, saber convivir, querer hacer: 90% del tiempo).
Ver en función La destrucción creativa en educación.
El estudiante como ser humano es una realidad indivisible, pero multidimensional: el saber, el querer y el hacer. Estas dimensiones vienen dando tumbo desde las milenarias ontologías de oriente y occidente. Por ejemplo, Platón distinguía tres aspectos del ser humano (= espíritu o alma), bien como individuo o como ente social (sociedad): el saber (noús, logos), el poder-querer (Thymós), y el desear (Epithymía). La tarea del docente se definirá como una educación en virtudes, principalmente en aquellas que plenifican los tres aspectos o partes del ser humano.
La educación siempre ha dado un tratamiento diferente a estas tres dimensiones, resaltando unas en una época y olvidándose de otras dimensiones en otras épocas. De la dimensión que nunca se ha desprendido la educación tradicional es la del saber, el “saber cosas”; es decir, conocimiento, texto y contexto, comprendido en la academia como contenido. Mientras el texto puede ser compartido por varios sujetos, el contexto (las circunstancias que acompañan al yo) que afecta a la interpretación del texto es único para cada sujeto.
Para que el futuro ciudadano y profesional desarrolle las Buenas Prácticas, es decir, los comportamientos observables asociados a una competencia (hacer), es necesaria la presencia conjunta de los cinco componentes de la competencia: saber (conocimiento crítico, crear conocimiento, autoaprendizaje, cultura, idiomas, informarse, interpretar, expresarse); saber hacer (habilidades: resolver problemas, creatividad); saber ser (actitudes, valores, creencias, prácticas personales, autoestima, control emotivo, pasiones y apetitos, autoconocimiento, curioso), saber convivir (comunicarse, adaptarse, respeto, sociabilidad, cooperación, solidaridad); querer hacer (motivación, iniciativa, persistencia) y poder hacer (aptitud profesional y medios).
Ver embién Tres objetivos, tres contenidos, múltiples entornos. El conocimiento como contenido (de 0 al 15% del tiempo en la sala de clase)
Dijimos que podríamos utilizar la sala de clase, mientras sea obligatoria asistir a clase, para “dar cuenta” (revisar, verificar, evaluar) lon relacionado con el:Ver embién Tres objetivos, tres contenidos, múltiples entornos. El conocimiento como contenido (de 0 al 15% del tiempo en la sala de clase)
- Saber (cosas).
- Saber hacer (hacer cosas).
- Poder hacer cosas (aptitud profesional y medios).
El espacio más idóneo para estos dos saberes, el saber a secas y el saber hacer son los espacios virtuales y los laborales/profesionales. Para el Poder hacer, será necesario ubicarse extramuros, más allá de la sala de clases.
El conocimiento de contenido pedagógico y tecnológico, a excepción de las destrezas de básicas de los primeros años (saber leer, escribir, y aplicar las operaciones matemáticas básicas -suma, resta, multiplicación, división- por aquello de que lo que lo que no se aprende en los primeros grados se queda sin saber), puede ser adquirido de forma eficiente fuera de la sala de clase.
La sala de clase tampoco es el mejor entorno para las Buenas Prácticas (comportamientos observables) asociadas a las competencias y las Evidencias o criterios de verificación para determinar la presencia de las buenas prácticas.
El estudiante como contenido (de 85 al 100% del tiempo en la sala de clase)
- Saber ser (actitudes, valores –¿dónde está la ética ecológica y global? –, creencias, prácticas personales, autoestima, control emotivo, autoconocimiento, curioso).
- Saber convivir (comunicarse, adaptarse, respeto, sociabilidad, cooperación, solidaridad).
- Querer hacer (motivación, iniciativa, persistencia, “ganas”).
Emocionada de encontrarle por en este evento.
ResponderEliminarEs interesante el material que presentas, se requiere de docentes abiertos a los procesos de cambios para integrar las áreas del conocimiento donde estudiantes y docentes aprendan y desaprendan conociendo, haciendo, conviviendo y participando.
Ciertamente hoy día, no se hace necesario dar clase sobre un determinado contenido por que los educandos ya lo dominan, es allí donde los educadores debemos facilitar herramientas para profundizar esos contenidos integrarlo con diferentes áreas del saber, haciendo más visionarios la manera aprender en colaborativo.
Me ha gustado.
ResponderEliminarAunque, te comento. Trabajo en el tercer ciclo de primaria y ayer tuve una reunión de coordinación con los profes del instituto al que irán los alumnos el próximo año.
Bueno, pues alguien de allí dijo, más o menos: No permito que me entreguen un trabajo escrito con el ordenador, los quiero a mano.
No hice comentarios en la reunión y no los haré aquí tampoco.
..
Todo eso y mucho más es posible en la cátedra libre, como entregar trabajos en el soporte de piel de cordero... Pienso que el maestro está obligado moralmente (debería ser también una obligación legal o administrativa) a que sus estudioantes utilicen los soportes del presente y del futuro próximo, no los que utilizó y sigue utilizando el maestro (papel, linóleo, arena, pizarra...).
ResponderEliminarPepe, puedes desahogarte aquí en confianza. Mientras tanto, que siga la fiesta.
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Pepe: Es lamentable esa respuesta que te han dado, pero se que es la practica mas difundida entre docentes del pasado siglo. Su argumento es que los chicos deben saber escribir, y que de esa manera "evitan" el copy-paste. Ahora, creo que existen muchas otras estrategias para evitar el Copy-Paste y comparto mil veces con Juan Quintana en que los estudiantes deben utilizar correctamente las nuevas plataformas y agrego, que si no lo hacen, tendran dificultades para desarrollarse profesionalmente el dia de mañana.
ResponderEliminarMuy interesante el comentario de Pepe, he escuchado las misma afirmación: "Quiero los trabajos escirtos a mano para evitar que sólo copien y al menos transcriban...", lo pero del caso es que se trata de un profesor de posgrado.
ResponderEliminar.
Es una lástima leer ese comentario de entregar los trabajos a mano para evitar el 'copy-paste'. Esto es un vivo ejemplo de que la escuela no provee las herramientas para que los estudiantes naveguen por el mundo para conectarse con él.
ResponderEliminarCreo que los estudiantes deberían estudiar en sus casas y otros contextos abiertos. Que utilicen las herramientas que les ayudan a conectarse son el universo en el que viven. Que vayan a la sala de clase a aclarar sus dudas, hacer las tareas, experimentos, proyectos, presentaciones y trabajos con otras personas. La imaginación, creatividad, ilusión no se enseñan en la escuela, pero se pueden aprender en otros entornos con otras personas...
Los estudiantes del siglo 21 necesitan más aprendizaje y menos educación...
Saludos Juan !!
ResponderEliminarLas TIC, son hoy parte del desarrollo, lleva a la planificación de las atividades, en toda diciplina, miremos el presente desde las oportunidades de las herramientas digitales, en caminadas en fortalecer la labor del proceso de enseñar,aprender y sobre todo compartir, acompañar , estos principios entre otros debe ser la guía de todo docente.
Nos leemos Maritza