miércoles, 25 de mayo de 2011

El estudiante como emisor

Maestro(a), NO enseñes cosas, enseña "hacer cosas"

Desde los Socráticos para acá (¡qué mucho ha llovido!) nos vienen diciendo a gritos que sólo aprende bien el que emite, lo demás es magia. De ahí en adelante, empezando por Platón, siempre ha habido personas raras que se negaron a filosofar (entiéndase enseñar -el contenido famoso-, dictar, conferenciar) y se dedicaron a "enseñar a filosofar" a sus alumnos, a "dar a luz" en el escenario platónico, "hacer cosas" y a "emitir" en el escenario moderno. Lo hemos repetido muchas veces en distintas tonalidades (Saberes de estudiantes en el Limbo, Enseño, luego aprendo, La enseñanza tejas abajo y La mestra es lo de menos).


Maestro de verdad es aquel que entrega el micrófono a sus niños, aunque sea de juguete; el que permite que sus estudiantes jueguen con los "micrófonos 2.0" de resonancia global, para que todo el mundo escuche sus decires y saberes en su balbuceante idioma.


Viremos la sala de clase presencial y virtual al revés: que el niño sea el emisor de contenido y nosotros los receptores. Sé que, acostumbrados a emitir toda una vida de magisterio, nos va a costar dios y su ayuda; pero vale la pena. Dejemos las emisiones magistrales y señeras para los blogs y las redes sociales. No hagamos más daño a nuestros niños. Después de todo, ¿qué es lo más grave que pueda pasar? Después me cuentan.

Aquí te dejo varios "Micrófonos 2.0", más baratos que los de juguete, para que se los entregues a los niños. 




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