A raíz de "Maestros de PR desde la perspectiva de 4 paradigmas", una antigua colega me pide que desarrolle el tema de "Destrucción creativa en Educación", tema que allí se tocó por los pelos. Por más que ella buscaba y rebuscaba en Google y Yahoo, sólo encontraba artículos relacionados con el Sistema empresarial y económico. Tal vez si intenta ahora con el título de esta entrada tenga mejor suerte.
No es sorpresa alguna que el Sistema educativo vaya a la zaga del Sistema empresarial y económico en los últimos 80 años; sino que lo digan los autores de las Teorías de aprendizaje prevalecientes, producto de las innovaciones en los sectores industriales de Informática, Información y Comunicación de la época. A propósito, un artículo reciente sobre "Destrucción creativa" lo tienen en la página 3 de la revista Perspectivas de mis colegas de Estudios Técnicos de P.R.
Según Wikipedia, la destrucción creativa es un concepto ideado por el sociólogo alemán Werner Sombart y popularizado por el economista austriaco Joseph Schumpeter en su libro Capitalismo, socialismo y democracia (1942). Con él describe el proceso de innovación que tiene lugar en una economía de mercado en el que los nuevos productos destruyen viejas empresas y modelos de negocio. Para Schumpeter, las innovaciones de los emprendedores son la fuerza que hay detrás de un crecimiento económico sostenido a largo plazo, pese a que puedan destruir en el camino el valor de compañías bien establecidas. "El proceso de Destrucción Creadora", escribe Schumpeter, "es el hecho esencial del capitalismo", siendo su protagonista central el emprendedor innovador. La idea central es la sustitución de lo nuevo por lo viejo.
Contenido abierto y la Destrucción creativa
A los centros educativos que clausuran y protegen su producto (hombre educado) y sus bienes (conocimiento), les sucede lo mismo que a las neuronas cerebrales que se niegan compartir la información recibida: se atrofian. Bajo esta premisa, tiene más poder aquél que comparte más y más, y el dilema de la destrucción creativa no es defender la apertura y la fluidez de bienes en sí, sino evitar que el enclaustramiento y el impulso del proteccionismo a través de las impenetrables Plataformas Educativas gane fuerza y logre materializarse en una norma como la forma tipica de enseñanza y aprendizaje (Roberto Salinas).
No es sorpresa alguna que el Sistema educativo vaya a la zaga del Sistema empresarial y económico en los últimos 80 años; sino que lo digan los autores de las Teorías de aprendizaje prevalecientes, producto de las innovaciones en los sectores industriales de Informática, Información y Comunicación de la época. A propósito, un artículo reciente sobre "Destrucción creativa" lo tienen en la página 3 de la revista Perspectivas de mis colegas de Estudios Técnicos de P.R.
Según Wikipedia, la destrucción creativa es un concepto ideado por el sociólogo alemán Werner Sombart y popularizado por el economista austriaco Joseph Schumpeter en su libro Capitalismo, socialismo y democracia (1942). Con él describe el proceso de innovación que tiene lugar en una economía de mercado en el que los nuevos productos destruyen viejas empresas y modelos de negocio. Para Schumpeter, las innovaciones de los emprendedores son la fuerza que hay detrás de un crecimiento económico sostenido a largo plazo, pese a que puedan destruir en el camino el valor de compañías bien establecidas. "El proceso de Destrucción Creadora", escribe Schumpeter, "es el hecho esencial del capitalismo", siendo su protagonista central el emprendedor innovador. La idea central es la sustitución de lo nuevo por lo viejo.
La destrucción creativa en el Sistema Educativo
La destrucción creativa no sólo está presente en el orden económico capitalista, sino que vive en la filosofía de cualquier tipo de empresa, incluyendo la educativa, que tiene que pugnar con mercados altamente competitivos. La innovación es un proceso que debe adoptar todo sistema que busque perdurar a través de los años, no sólo por conveniencia propia sino porque el mercado así se lo exige.
El Sistema Educativo se ha distinguido por su continuismo y retraimiento frente a las tecnologías emergentes que le competen y que afectan a la esencia de su producto (el hombre educado) y sus bienes (el conocimiento), como las Nuevas Tecnologías de Información, Informática y Comunicación, mejor conocidas como las TIC. La mejor muestra la tenemos en el trillado curso de “Innovaciones educativas” convertido en un curso de Metodologías educativas y Modelos de enseñanza, y cuidado (NO se menciona la construcción de nuevos productos, la apertura de nuevos mercados, la utilización de nuevos materiales, nuevos equipos, tecnologías emergentes...), y el curso de las TIC transformado en un curso de Historia e Introducción a la computadora. Innovación educativa es mucho más que llenar la sala de clase de Equipo Nuevo y PDI; consiste más bien en: a) dar una respuesta efectiva al nativo digital (multisensorial y de habilidades múltiples) que juega en Internet y, al mismo tiempo, ve programas en la TV, novelas en la Laptop, vídeos en el Ipod, recibe y envía mensajes en Facebook, textea sin límites desde el móvil, y b) enseñar en y fuera de la sala de clases con las herramientas y el equipo de información, comunicación y producción que el nativo digital usa para aprender (ie: informar y ser informado) en su entorno social. De esta forma cerraremos la brecha del desfase educativo, más profunda que la brecha digital. Por otra parte, gracias a este espíritu conservador del Sector Educativo podemos disfrutar hoy de los soportes milenarios del conocimiento (Pergaminos, Códices, Libros...), del viejo y magno equipo (maquinilla, estarcido, fotocopiadora...), de viejas herramientas (lápiz, bolígrafo, tijeras...) y del espacio (Biblioteca-Museo) que tan celosamente guarda medios y equipos que han pasado a ser parte del patrimonio cultural.
La destrucción creativa no sólo está presente en el orden económico capitalista, sino que vive en la filosofía de cualquier tipo de empresa, incluyendo la educativa, que tiene que pugnar con mercados altamente competitivos. La innovación es un proceso que debe adoptar todo sistema que busque perdurar a través de los años, no sólo por conveniencia propia sino porque el mercado así se lo exige.
El Sistema Educativo se ha distinguido por su continuismo y retraimiento frente a las tecnologías emergentes que le competen y que afectan a la esencia de su producto (el hombre educado) y sus bienes (el conocimiento), como las Nuevas Tecnologías de Información, Informática y Comunicación, mejor conocidas como las TIC. La mejor muestra la tenemos en el trillado curso de “Innovaciones educativas” convertido en un curso de Metodologías educativas y Modelos de enseñanza, y cuidado (NO se menciona la construcción de nuevos productos, la apertura de nuevos mercados, la utilización de nuevos materiales, nuevos equipos, tecnologías emergentes...), y el curso de las TIC transformado en un curso de Historia e Introducción a la computadora. Innovación educativa es mucho más que llenar la sala de clase de Equipo Nuevo y PDI; consiste más bien en: a) dar una respuesta efectiva al nativo digital (multisensorial y de habilidades múltiples) que juega en Internet y, al mismo tiempo, ve programas en la TV, novelas en la Laptop, vídeos en el Ipod, recibe y envía mensajes en Facebook, textea sin límites desde el móvil, y b) enseñar en y fuera de la sala de clases con las herramientas y el equipo de información, comunicación y producción que el nativo digital usa para aprender (ie: informar y ser informado) en su entorno social. De esta forma cerraremos la brecha del desfase educativo, más profunda que la brecha digital. Por otra parte, gracias a este espíritu conservador del Sector Educativo podemos disfrutar hoy de los soportes milenarios del conocimiento (Pergaminos, Códices, Libros...), del viejo y magno equipo (maquinilla, estarcido, fotocopiadora...), de viejas herramientas (lápiz, bolígrafo, tijeras...) y del espacio (Biblioteca-Museo) que tan celosamente guarda medios y equipos que han pasado a ser parte del patrimonio cultural.
Frente a la destrucción creativa caben dos posiciones extremas: se detiene la creación, para evitar la destrucción, o se acepta la destrucción en el nombre de la creación. Detener la creación para evitar la destrucción, “implicaría prohibir Internet, para que los carteros vuelvan a tener trabajo; implica prohibir los camiones y los ómnibus de larga distancia, para que los ferrocarriles vuelvan a tener demanda; implica prohibir los supermercados, para que los almacenes vuelvan a tener clientes” (Juan Carlos de Pablo). Las prohibiciones de Internet siguen siendo típicas en nuestros Centros Educativos: Prohibido chatear, Facebook, Twitter, Youtube... Esta es la metamorfosis típica para el acceso a Youtube en muchos Centros Educativos: inicialmente ningún vídeo, luego 10 vídeos por día, y finalmente vídeos sin límitaciones. Las dificultades yacen en el conflicto entre la necesidad que tiene el Sistema de controlar las operaciones existentes y la necesidad de crear un entorno abierto que permita florecer a las nuevas ideas y al mismo tiempo dar una muerte oportuna a las viejas. Este conflicto no es más que la incapacidad del Sistema para cambiar su cultura educativa, aun cuando tiene evidencias de que el mercado les está pidiendo que la cambien. El problema no es la falta de ideas nuevas o la falta de imaginación, sino de cómo sacudir, eliminar y desincorporar a las ideas viejas; a ésas que no dejan crecer, que no dejan cambiar, que se convirtieron en paradigmas incuestionables, que rigen de manera silenciosa y dictatorial impactando hábitos y costumbres, fondos y formas. Romper con el pasado -sin perder el valor de la experiencia- puede ser equiparable a un entierro. Es difícil enterrar a alguien, a una idea, a un resentimiento, a una empresa, a una tecnología, a una relación, a una vieja versión de uno mismo. Hay que soltar y dejar ir. Para renacer, reinventar y revolucionar, hay que atreverse a morir en lo que ya no es, para dar espacio a lo que puede ser (María).
Contenido abierto y la Destrucción creativa
El contenido abierto, además de ser una de las tecnologías emergentes, es el caldo de cultivo de la Destrucción creativa. El fenómeno de la destrucción creativa es la fuerza principal del crecimiento en un sistema abierto que permita la fluidez del conocimiento, el trabajo colaborativo y la apertura de sus bienes (contenido). En nuestra era de la Web 2.0 en adelante, de sistemas de información y comunicación libres, de programas libres y de lecto-escritores, la destrucción creativa ha adquirido una dimensión dramática. El contenido abierto y libre, al igual que el libre comercio, es un juego de suma positiva, que nos indica que el crecimiento depende de la innovación, de la transparencia, de la colaboración, de la productividad (Objetos Virtuales de Aprendizaje), del compartir, de la reducción de costos, de la fuerza de desplazar lo viejo por lo nuevo, en fin, de la destrucción creativa.
Programas y Herramientas
A los centros educativos que clausuran y protegen su producto (hombre educado) y sus bienes (conocimiento), les sucede lo mismo que a las neuronas cerebrales que se niegan compartir la información recibida: se atrofian. Bajo esta premisa, tiene más poder aquél que comparte más y más, y el dilema de la destrucción creativa no es defender la apertura y la fluidez de bienes en sí, sino evitar que el enclaustramiento y el impulso del proteccionismo a través de las impenetrables Plataformas Educativas gane fuerza y logre materializarse en una norma como la forma tipica de enseñanza y aprendizaje (Roberto Salinas).
Destrucción creativa del equipo, medios y herramientas (software)
Cambio de paradigma
Cambio de paradigma
Conservo como íconos (ídolos de barro) el equipo, medios y herramientas que dejaron huella en mi infancia: un reloj de péndulo que doy cuerda a la llegada una visita especial, una carreta y yunta de bueyes donde se transpota a la Virgen del Carmen cada 16 de julio, dos plumas (una de ganso y otra estilográfica) y un tintero que vigilan cual soldado con dos lanzas el viejo escritorio abandonado. Todavía, cuando desconfío de la memoria, escribo con el dedo sobre la arena y con el bolígrafo sobre la pared, o sobre madera, o en la palma de la mano. Todavía acudo en ayuda del papel y del lápiz cada vez que una idea inesperada viene a mi mente en medio del sueño o camino al trabajo. Todavía paseo a pie para alargar unos años más a mi existencia... Pero si quiero que mis ideas, proyectos intelectuales y materiales educatios multimedia tengan un soporte que los aguante, trasciendan el tiempo y el espacio saboteados por las limitaciones de la sala de clase y del yo, y finalmente sean globalmente compartidos, NO trabajo sobre arena, ni piedra o pizarra, ni lo dicto (oralismo), ni lo escribo en la palma de la mano, papel o en la memoria local (pendrive)...; lo hago directamente en la memoria remota de una computadora conectada a Internet (Servidor). Sustituyo (destrucción creativa) la memoria local, el papel impreso (la impresora y fotocopiadora), la pizarra y el pendrive por la memoria remota, la cual trasciende los límites del tiempo (horario de clase) y del espacio físico (sala de clase, biblioteca...).
Soportes de contenido (medios)
Actualmente comparten el entorno educativo dos protagonistas centrales: el que enseña (nativo estilográfico) y el aprendiz (nativo digital). El primero -nativo estilográfico- construye objetos de aprendizaje intransferibles con medios, equipo y herramientas egoístas (para uso personal), no le gusta compartir o comparte muy poco; el segundo, el aprendiz -nativo digital- crea objetos transferibles de cualquier tipo y formato con medios, equipo y herramientas sharistas (para uso global), lo comparte todo.
Equipo y Herramientas
La situación de nuestro Sistema Educativo es tal que no necesita más análisis y tejemanejes. Es cuestión de atreverse a sustituir los íconos (mi carreta, mi pluma, mi bolígrafo, mi lápiz, mi impresora, mi fotocopiadora, mis libros impresos, mi pendrive...) por la memoria remota global dotada de otras propiedades, tiempos y espacios; por las herramientas basadas en Web; por contenidos multimedios y multiformatos, libres y abiertos, aptos para que el nativo digital pueda utilizarlos, remezclarlos y reconstruirlos con el equipo, medios y herramientas que le acompañan desde su nacimiento.
“Desaparecerá el libro impreso cuando se popularice el libro digital, como en su momento desaparecieron las velas y las lámparas de aceite cuando se popularizó la lámpara eléctrica, o el caballo de tiro cuando se popularizó el tractor” (Ibid.).
Cambio de visión
Una colega me comentaba "Cómo cambiamos la visión a nuestros estudiantes; porque antes de que se adapten a los nuevos paradigmas, tendremos que cambiarles la visión, lo que hemos visto que es más trabajoso y la mayor parte de las veces ocurre a cantazos". Este comentario me trae a colación el texto educativo de La República (VII, 9) de Platón: Educar no es infundir ciencia en el alma, sino enseñar a ésta a mirar hacia el lugar adecuado.
Hay dos formas de cambiar el punto de mira o la visión: una, a cantazos, tapando el "roto" por el que se ha estado mirando consuetudinariamente (Destrucción) y descubrir paralelamente una nueva vista (Creación); y otra, a lo platónico, dando un giro de 90 grados a nuestro ser (cuerpo, ojos y espíritu) para que aprenda a mirar hacia el lugar adecuado (Creación). Así es como caemos de nuevo en la conversión global (cognitiva y moral) del ser humano.
Llevo más de 18 años rehusando utilizar herramientas y medios relacionados con el sector de la impresión (papel, tinta, lápiz, impresora, fotocopiadora...) para la realización, construcción, transmisión o transporte de los trabajos intelectuales de mis estudiantes. En la era Web 1.0 nos sacó de apuros las herramientas paradigmáticas del email y el chat. En la era Web 2.0 dimos un salto significativo: sacamos de circulación los programas comerciales de la PC para construir nuestro producto, los discos y memorias externas para guardarlo, el email para transportarlo.
La rémora significativa a esta forma de aprender y enseñar no vino de parte de los estudiantes y padres de estudiantes, sino del ala administrativa. Nos clausuraban chats, sitios de podcasting y videocasting, redes sociales... ¡Qué no clausuraban! También hubo regaños* e intentos de coartar la libertad de expresión en medios distintos al medio impreso. Gracias a esta oposición fue que desarrollamos la habilidad de trabajar extramuros, en otros espacios y otros servidores, y aprendimos, entre otras cosas que:
* Era el año 2000 en una universidad del Oeste de PR, distinta donde ahora estoy enseñando. Luego de poner en común las normas de funcionamiento el primer día de la clase de ética (una de esas normas era la digitalización total de las tareas y su transportación electrónica), 4 estudiantes salieron del salón y se presentaron a la Oficina del Decano de Estudios. Al día siguiente recibo una llamada para que fuera a la Oficina de dicho Decano. Me deja saber su malestar por la forma en que los estudiantes tienen que realizar y enviar los trabajos y, a renglón seguido, me indica que ya movió a esos 4 estudiantes a otra sección que no tenía exigencias tan "alocadas". Su preocupación era la retención, más que la adquisición de competencias de la Nueva Tecnología de aquella época, mientras aprendían un poco de ética. Antes de finalizar la reunión, le informo que el grupo aprobó mayoritariamente dicha metodología y que, por consiguiente seguiría con la misma, dejándole entrever que lo hacía por el bien del estudiante, que de mi parte bien podía seguir enseñando con las herramientas centenarias del lapiz, tiza, pizarra y papel. Al año siguiente recibo un email de uno de los estudiantes de ese grupo que fue a estudiar Maestría en psicología a una Universidad de EEUU en el que me decía literalmente: "gracias a la clase de Ética que usted me dio se me ha hecho más facil sobrevivir en la Universidad (Qué diablos tiene que ver la ética con la sobrevivencia en las Universidades de EEUU, me dije mientras leía!). Aquí todos los trabajos hay que hacerlos en computadora y enviarlos por email al profesor". Inmediatamente reenvié el email al Decano Académico en cuestión y al Rector de dicha Universidad. Sólo reaccinó el Rector.
“Desaparecerá el libro impreso cuando se popularice el libro digital, como en su momento desaparecieron las velas y las lámparas de aceite cuando se popularizó la lámpara eléctrica, o el caballo de tiro cuando se popularizó el tractor” (Ibid.).
Cambio de visión
Una colega me comentaba "Cómo cambiamos la visión a nuestros estudiantes; porque antes de que se adapten a los nuevos paradigmas, tendremos que cambiarles la visión, lo que hemos visto que es más trabajoso y la mayor parte de las veces ocurre a cantazos". Este comentario me trae a colación el texto educativo de La República (VII, 9) de Platón: Educar no es infundir ciencia en el alma, sino enseñar a ésta a mirar hacia el lugar adecuado.
Hay dos formas de cambiar el punto de mira o la visión: una, a cantazos, tapando el "roto" por el que se ha estado mirando consuetudinariamente (Destrucción) y descubrir paralelamente una nueva vista (Creación); y otra, a lo platónico, dando un giro de 90 grados a nuestro ser (cuerpo, ojos y espíritu) para que aprenda a mirar hacia el lugar adecuado (Creación). Así es como caemos de nuevo en la conversión global (cognitiva y moral) del ser humano.
No es justo, debería ser ilegal, enseñar con herramientas distintas a las que utiliza el niño para aprender
ConclusiónLlevo más de 18 años rehusando utilizar herramientas y medios relacionados con el sector de la impresión (papel, tinta, lápiz, impresora, fotocopiadora...) para la realización, construcción, transmisión o transporte de los trabajos intelectuales de mis estudiantes. En la era Web 1.0 nos sacó de apuros las herramientas paradigmáticas del email y el chat. En la era Web 2.0 dimos un salto significativo: sacamos de circulación los programas comerciales de la PC para construir nuestro producto, los discos y memorias externas para guardarlo, el email para transportarlo.
La rémora significativa a esta forma de aprender y enseñar no vino de parte de los estudiantes y padres de estudiantes, sino del ala administrativa. Nos clausuraban chats, sitios de podcasting y videocasting, redes sociales... ¡Qué no clausuraban! También hubo regaños* e intentos de coartar la libertad de expresión en medios distintos al medio impreso. Gracias a esta oposición fue que desarrollamos la habilidad de trabajar extramuros, en otros espacios y otros servidores, y aprendimos, entre otras cosas que:
- El estudiante utiliza aquellas herramientas y medios que el profesor le indique. Si nuestro estudiante de ahora no usa las TIC, es por culpa del profesor, no de la Administración.
- El dicho no se puede asignar tareas que conlleven el uso de herramientas que el estudiante no tiene es un mito globalizado en el DE de PR, subterfugio para justificar la inamobilidad e irresponsabilidad del maestro.
- Las herramientas y medios de la Vieja Tecnología para aprender y enseñar están menos disponibles y accesibles a los estudiantes y padres de estudiantes que los de la Nueva Tecnología.
- La construcción de conocimiento con herramientas y medios de la Vieja Tecnología cuesta más a los padres de los estudiantes que la construcción con herramientas y programas TIC. Me vienen a la mente los largos viajes para retratarse con el alcalde de x pueblo, las "benditas" maquetas, los libros de texto anuales, las carreras de farmacia en farmacia para conseguir noticias en inglés, láminas de la ballena blanca...
- El estudiante lleva en sus alforjas herramientas y equipo más actualizado que el profesor.
- El estudiante prefiere trabajar con herramientas y medios de la Nueva Tecnología y Tecnologías Emergentes.
* Era el año 2000 en una universidad del Oeste de PR, distinta donde ahora estoy enseñando. Luego de poner en común las normas de funcionamiento el primer día de la clase de ética (una de esas normas era la digitalización total de las tareas y su transportación electrónica), 4 estudiantes salieron del salón y se presentaron a la Oficina del Decano de Estudios. Al día siguiente recibo una llamada para que fuera a la Oficina de dicho Decano. Me deja saber su malestar por la forma en que los estudiantes tienen que realizar y enviar los trabajos y, a renglón seguido, me indica que ya movió a esos 4 estudiantes a otra sección que no tenía exigencias tan "alocadas". Su preocupación era la retención, más que la adquisición de competencias de la Nueva Tecnología de aquella época, mientras aprendían un poco de ética. Antes de finalizar la reunión, le informo que el grupo aprobó mayoritariamente dicha metodología y que, por consiguiente seguiría con la misma, dejándole entrever que lo hacía por el bien del estudiante, que de mi parte bien podía seguir enseñando con las herramientas centenarias del lapiz, tiza, pizarra y papel. Al año siguiente recibo un email de uno de los estudiantes de ese grupo que fue a estudiar Maestría en psicología a una Universidad de EEUU en el que me decía literalmente: "gracias a la clase de Ética que usted me dio se me ha hecho más facil sobrevivir en la Universidad (Qué diablos tiene que ver la ética con la sobrevivencia en las Universidades de EEUU, me dije mientras leía!). Aquí todos los trabajos hay que hacerlos en computadora y enviarlos por email al profesor". Inmediatamente reenvié el email al Decano Académico en cuestión y al Rector de dicha Universidad. Sólo reaccinó el Rector.
Excelente pensamiento
ResponderEliminarEl problema del maestro puertorriqueño no es la Destrucción, sino la creación y la construcción. Por experiencia propia en mi Escuela y Distrito, el maestro no va más allá de la elaboración de planes (Fase de Planificación). Carece de voluntad para construir y publicar materiales educativos multimedia. Aunque sepa hacerlo, que lo dudo mucho, no lo hace ni se lo exigen que lo haga por falta de visión, que es peor.
ResponderEliminarTengo que confesar que lo que dice Manuel es cierto. Pertenezco a un Programa Federal el cual nos pide de vez en cuando evidencia de materiales educativos utilizados en la sala de clase. Como no tenía evidencia alguna de dichos materiales, pues no los guardaba ni los publicaba (ni sigo publicándolos), tuve que apelar a una sobrina que sabía Powerpoint. Yo la dictaba el tipo de material y ella hacía la transparencia y la imprimía. Todavía gracias a Dios no hemos salido del papel impreso en el Dpto. como dice el articulista.
ResponderEliminarES CIERTO ...SOY DOCENTE DE ARTES AQUI EN ARGENTINA ...Y TODAVIA TENGO COLEGAS QUE NO SABEN MANEJAR LAS HERRAMIENTAS DE SOFTWARE Y SE RESISTEN AL CAMBIO...MUY BUENA REFLEXION DE TODOS....
ResponderEliminarCreía que este problema era típico de Puerto Rico, pero está visto que en "todas partes se cuecen habas". Tal vez se agrabe más en Puerto Rico al ser nuestras escuelas inundadas por la tecnología y seguir sin saber qué hacer con ella.
ResponderEliminar1 de noviembre de 2010\clarisa 15gonzgmail.com
ResponderEliminarEs cierto cuando algo es nuevo siempre hay personas que se resisten al cambio a lo nuevo
1 de noviembre de 2010 clarisa15gonz@gmail.com
ResponderEliminarEs cierto cuando algo es nuevo siempre hay personas que se resisten al cambio a lo nuevo
Estoy de acuerdo con aceptar las destruccion para obtener nueva creacion ya que el cambio es algo bueno. La destruccion no es necesariamente mala ya que se puede estar destruyendo metodos inefectivos de enseña para crear nuevos metodos mas eficientes. La tecnologia nos brinda esta oportunidad de crear nuevas cosas y tener una vision mas amplia hacia el futuro.
ResponderEliminardebemos estra alertas al momento de iniciar un proceso de destruccion creativa, ya que este podria provocar niveles de incertidumbre dentro de la empresa, es importante saber innovar, con ideas claras, que permitan una alta ventaja competitiva
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