Cada vez que se mencionan las nuevas tecnologías en el escenario educativo, éstas se asocian inevitablemente con el salón de clases, poniendo en evidencia una educación salonesca, centrada en la administración de la enseñanza con una sala atestada de estudiantes fuera de foco. En un afán de modernidad, lo primero que viene a la mente del administrador del Centro educativo y a la mayoría de sus delegados para impartir la enseñanza (maestros) es equipar al salón de clases de forma tal que deslumbre a todo aquél que se asome por la puerta: PDI, proyector digital, computadoras equipadas con Internet, impresoras...
Si hemos aprendido algo del aprendizaje ubicuo, ha sido que todo este equipo y parafernalia, encerrado en salones de clase con un uso sustancialmente limitado en tiempo y espacio, se considere como un gasto superfluo e injusto. Mientras la posesión, uso y acceso al equipo y herramientas de la tecnología emergente no equipare con la posesión, uso y acceso al lápiz o papel de la tecnología tradicional, a cualquier hora y en cualquier lugar, la inversión en dicha tecnología para equipar al salón y NO al estudiante es pedagógica y económicamente inefectiva, rayando con lo inmoral por el despilfarro de fondos. Veamos.
Internet y computadoras (Móviles, iPod...). Como quiera que se mire, la comptadora con Internet en los escritorias del salón de clases, excepto aquellas clases cuyo contenido sea el uso de la computadora e Internet, es un elemento distractor, de enajenación y de ensimismamiento, más que de concentración hacia la tarea. El cambia, cambia a la pantalla de Facebook es y será constante, no importa se impida el acceso. Entiendo la prohibición de computadoras, móvilies, iPod, redes sociales..., en el salón de clases; no entiendo extender dicha prohibición a otros espacios del Centro educativo (pasillos, patio, cancha, biblioteca, laboratorios...). A veces usamos la frase "Redes sociales en la sala de clase" para indicar el uso de las redes sociales "fuera o más allá del salón de clases". Sería el colmo usar la red social virtual en un lugar como el salón de clases, donde tenemos ante nosotros una red humana presencial que reclama atención física y contacto multisensorial.
PDI y Proyector digital. Este equipo tiene mucho sentido en manos del estudiante: enseñar o demostrar lo que sabe, mostrar creaciones intelectuales (simulaciones, vídeos, podcasting...), montar webconference entre estudiantes... Se recomienda un uso mínimo en manos del maestro: demostraciones sobre sobre cómo hacer una tarea específica (cómo buscar en Web, cómo trabajar con x o y herramientas basadas en Web o en la PC, iPod...) y repasos. En cuanto a los ejercicios de práctica de cada lección, es preferible se practiquen fuera del salón de clases con correcciones automáticas. Cuando el maestro se adueña de este equipo, se corre el riesgo de dar vueltas y más vueltas alrededor del contenido, añadiendo más colorido y animaciones, diz que para motivar más (cuando se anda en busca de motivadores externos para el aprendizaje académico, mal lo veo). Una encuesta hecha hace cuatro meses en un Centro educativo equipado con PDI en la mayoría de los salones de clase y laboratorios reveló que el 99.5% sólo la estaba usando para proyectar información en Powerpoint, no empece los adiestramientos consabidos para el buen uso. Una pared lisa y semibrillosa pintada con pintura blanco-blanco muy bien podría sustituir a la costosa PDI. El otro .005% generaba periódicamente algún tipo de interacción tactil y virtual. Las interacciones más efectivas en el salón de clases son las físico-presenciales, mientras que las interacciones más efectivas fuera del salón de clase son las virtuales vía las redes sociales.
Salón de clases ¿para qué?
Como principio, ya no es necesario el salón de clases para el aprendizaje académico y profesional. Pero ya que la estructura está ahí, con una presencia contundente ante los ojos de todos, sería conveniente darle el uso más apropiado a partir del nuevo concepto del tiempo y la variedad de espacios físico-virtuales que han aparecido para el proceso del aprendizaje y la administración de la enseñanza. Algo en lo que los educadores actuales está de acuerdo es NO usar el salón de clases para distribuir información. Reconozco las implicaciones que tiene este Desuso-de-información para un magisterio focalizado en el contenido y visto por sí mismo como profesional de contenido. En el partado La escuela del s. XXI se delinea una aproximación en el uso apropiado del salón de clases mientras éste exista.
Los nuevos espacios educativos fuera del salón
Los lugares más apropiados y efectivos para las actividades de búsqueda y captura de información, investigación, colaboración e interacción virtuales, remezcla, práctica, producción, creación, distribución y publicación del trabajo intelectual hay que identificarlos fuera del salón de clases: Pasillos, canchas, biblioteca, laboratorios, casa, patio... El requisito mínimo para el desarrollo eficiente de estas actividades será el de aprovisionar al estudiante, NO al salón, con el equipo y las herramientas de trabajo vigentes de cada época. He aquí el equipo del estudiante, equipo casero, que sustuirá al equipo pesado, costoso y sotisficado del salón de clases: móvil, TV con Internet, iPad, iPod, Minilaptop. Se espera que el maestro se presente a la obra con dicho equipo y herramientas.
Bagaje tecnológico del estudiante y del maestro
Cada generación (las generaciones actuales se suceden cada 5 años) se ha topado con diferentes equipos, soportes, medios de información-comunicación y distintas herramientas para construir trabajos intelectuales. Todos, recién nacidos y viejos, hemos tenido que lidiar a las buenas o a las malas con dichos equipos y herramientas. Todos, quién más, quién menos, las hemos usado y las seguiremos usando con múltiples propósitos (son multiusos), rutinarios y educativos. Con la pluma de tinta de palo aprendí a escribir mi nombre, pero también aprendí a hacer tatuajes bajo la piel de los brazos; con el soporte del papel me deleitaba escribiendo rimas y sonetos, pero también construía aviones que caían en picada sobre el escritorio de la maestra. Lo rutinario (voluntad estudiantil) puede convertirse en pedagógico (si hay voluntad magisterial) y viceversa. Lo de nativos y migrantes digitales es un mito que la mayoría nos hemos creído por lo bonito que se oye. No es necesario nacer de nuevo para cambiar una tecnología tradicional por una emergente. En cuestión de equipo y herramientas para el trabajo intelectual hay que migrar cada día. Emigra el que quiera, por supuesto, a no ser que nos obliguen (éste es el método más efectivo que yo conozco). Maestros y estudiantes (niños y adolescentes) comparten equipos equivalentes, obsoletos y emergentes, y tienen acceso a todas las herramientas existentes en la tierra y en la Nube. Si el estudiante hace un uso rutinario con la nueva tecnología o utiliza herramientas obsoletas para el aprendizaje académico es un síntoma inconfundible de que el maestro también utiliza de forma rutinaria la nueva tecnología y se vale de herramientas tradicionales para administrar la enseñanza académica. El problema ya no es tanto el equipo y herramientas disponibles en cualquier lugar y a cualquier hora, cuanto el uso que se da a dicho equipo y herramientas.
El estudiante, en la construcción de su conocimiento, siempre usará aquellos medios y herramientas que el profesor le permita y le exija: lápiz, papel, estarcido, maquinilla, impresora, fotocopiadora, Prezi, Voicethread, Voki, Blogtalkradio, Ustream.tv, Blip.tv, Bubbl.us, Mindmeister, Glogster, Animaciones, Historias y Cuentos, etc...
La escuela del siglo XXI
En una ocasión preguntaron a André Malraux, Ministro de Cultura del gobierno de De Gaulle (Francia) en la década del 60:
--"Señor ministro, en el año 2000, ¿será necesaria la escuela?".
A lo que contestó:
--"Sí y no: Si la escuela es el lugar que convoca a los niños y adolescentes para instruirles y darles datos sobre distintas materias, es probable que en el año 2000, se haya encontrado un sistema más eficiente y económico. Pero si la escuela es la prolongación de la familia, donde los educadores forman a los niños en los valores que les preparen para la vida y les hagan más personas, en el año 2000, la escuela será más necesaria que hoy".
El nuevo salón de clases. El estudiante como contenido. Se trata, ni más ni menos, de visualizar al estudiante como contenido, no sólo a la información. Esta visión nos obliga a crear nuevos estándares de contenido (muy distintos a los estándares del contenido-información) del curso. El salón de clases habría que ambientarlo para desarrollar este nuevo concepto del estudiante como contenido y el estudiante como emisor. Serán necesarios otros equipos y otras herramientas para el desarrollo de destrezas sicomotoras, sicoemotivas, destrezas de convivencia social, formación cívica y moral, desarrollo de la personalidad, la conscificación del individuo y de la civilización diría Hostos (dominio y señoría de la consciencia en el individuo y en la civilización moralizada).
Si señor ! así es. En una de mis ultimas clases puse a mis alumnos con el proyector digital y el Skipe, improvisando con una colega (Mayte Esponda)
ResponderEliminaruna charla informal. Los alumnos trabajaron como nunca y para mi propia sorpresa al otro dia ... tenia mi Skipe lleno de solicitudes de mis alumnos que instalaron el Skipe en sus maquinas sin que yo se los pida.
Cuanto para hacer ! que suerte la de ser docente hoy y tener estas herramientas.
Un abrazo Dr Quintana.
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