Cada vez que se mencionan las nuevas tecnologías en el escenario educativo, éstas se asocian inevitablemente con el salón de clases, poniendo en evidencia una educación salonesca, centrada en la administración de la enseñanza con una sala atestada de estudiantes fuera de foco. En un afán de modernidad, lo primero que viene a la mente del administrador del Centro educativo y a la mayoría de sus delegados para impartir la enseñanza (maestros) es equipar al salón de clases de forma tal que deslumbre a todo aquél que se asome por la puerta: PDI, proyector digital, computadoras equipadas con Internet, impresoras...