La escuela no es lo que debe, porque el maestro no sabe ser lo que debe ser
Sin moral no hay orden y sin deber no hay moral
El maestro, antes que nada, es "un educador de la conciencia infantil y juvenil”, y la escuela un "fundamento de moral", afirmaba E. M. de Hostos. La educación y el desarrollo de la conciencia (moral), rige y tiene prioridad a la educuación de la razón, de la voluntad, del sentimiento y de la estética. La razón, insiste una y otra vez Hostos, está subordinada a la conciencia. Tal vez Hostos no lo aceptaría, pero la voluntad y el sentimiento son más afines a la ética que a la razón y a la estética.
El maestro como edificador de conciencias
El maestro, más que un predicador de contenidos (modelo religioso de enseñanza), deberá ser un edificador de conciencias. Si a Hostos le dieran a elegir entre un sabio/político desalmado o corrupto y un ignorante concienzudo, elegiría al ignorante concienzudo: "Ser civilizado y ser moral es ser lo mismo" o "Sin conciencia no hay moral; sin moral, no hay verdadera civilización" o todavía más: "Las sociedades más sanas son las compuestas de individuos menos corrompidos".
En la época de Hostos, al carecer la población de acceso a la información, había que dedicar horas y horas al contenido curricular y, entre cal y canto, trabajar con la formación moral. Pero al día de hoy, cuando la información curricular más relevante está accesible al estudiante fuera de la escuela y de la biblioteca de la escuela, se puede cumplir a cabalidad el sueño de Hostos: dedicar más tiempo al estudiante como contenido que a la materia como contenido; pues "el deber de educar la conciencia individual es el deber por excelencia". Existen muchas formas para cultivar el carácter humano, las más efectivas y costosas son el hogar y la escuela. La comunicación cara a cara y la somática es el canal más rico para trabajar holísticamentge con el ser humano. La irresponsabilidad del hogar en esta misión no disculpa la inefectividad de la escuela.
Hostos es muy estricto moralmente con la profesión de educador y con el resto de las profesiones. Su principio categórico del deber le obliga asumir posiciones angelicales, por no decir inalcanzables: "Es inmoral hacerse abogado o médico, o maestro o periodista, o comerciante o peluquero, sin más mira que la de ganar el pan… Es necesario hacer del deber una causa y origen de la felicidad"
La escuela como fundamento moral
El currículo moral no se liquida con una campaña de "Tus valores cuentan" o una asignatura de "Educación para la ciudadania". La educación como formación de hábitos o virtudes, que yo sepa y desde tiempos inmemorables, sólo se logra con praxis. Por desgracia, la ciencia de la ética pertenece al grupo de "saberes prácticos", no de "saberes teóricos". La "Escuela para el siglo 21" tiene el tiempo y espacio físico demás para satisfacer el currículo moral hostosiano. Sólo habría que saltar dos escollos: El de un educador también "concienzudo" ("La escuela no es lo que debe, porque el maestro no sabe ser lo que debe ser…") y el de un liderato magisterial que saque los pies del paradigma de "impartir enseñanza en la sala de clase".
Las mejores expresiones para definir la escuela para el siglo 21 desde la perspectiva hostosiana son las del mismo Hostos.
- "La escuela tiene por objeto moral la preparación de conciencias".
- "Allí donde empieza el individuo social, que es en la escuela, empieza la tarea de moralizarlo socialmente, como empieza en el hogar, su primer centro, la tarea de moralizarlo individualmente".
- "La escuela no es lo que debe, porque el maestro no sabe ser lo que debe ser… Antes que nada, el maestro debe ser educador de la conciencia infantil y juvenil; más que nada, la escuela es un fundamento de moral… Si educa lo que debe y como debe, ha de ser con el supremo objeto de educar la conciencia, de formar conciencias, de dar a cada patria los patriotas de conciencia, y a toda la humanidad los hombres de conciencia que les hacen falta".
- "Será edificante la escuela si edifica hombres de conciencia y de deber, para la familia, para la patria y para la humanidad".
NOTA. Todas las citas son del libro Tratado de moral de E.M. de Hostos.
Mas que nunca, si la docencia se transforma hacia tecnologías ubicuas, Ubicuo como un Dios deben estar los valores como referencia en la docencia.
ResponderEliminarCoincido en que los maestros deben ser uno de esos entes de transformación social por amor a su profesión y como herramienta de valores éticos, culturales y morales, pero también el sistema educacativo y gubernamental tiene la responsabilidad de buscar todas las formas posibles para obligar a los padres a cumplir con su obligación de padres en todo lo moral y lo concerniente a la instrucción académica. Mientras la familia no se eduque, ni tome conciencia de rol como parte de la transformación social, no creo hayan cambios significativos. Hoy día el sistema de gobierno cree cumplir con sólo proveer ayuda económica, pero no obliga a los padres a cumplir con sus responsabilidades con sus hijos en torno a la escuela. Como dijo suJesús, "No sólo de pan vive el hombre". Cuando se establezcan medidas judiciales para que todo padre cumpla con la educación moral y pedagógica entonces se verá la luz del cambio. La educación moral y social debe estar cimentada en la familia. La ayuda económica debería estar sujeta al cumplimiento de responsabilidades para con la escuela y los valores. Sí es cierto que el maestro no sabe lo que debe ser pues entre las muchas facetas que se les ha impuesto, no sabe si trabaja para educar moral (entre comillas) o instruir en un sistema que ni provee los materiales básicos de la enseñanza ni tiene un currículo realmente transformador en la que se incluya entre muchas más el asegurar que los padres tomen conciencia, y acción en sus deberes con la escuela. El éxito de una sociedad no está sólo en proveerle todo a los ciudadanos, sino enseñarles a cómo valerse por si mismos para obtener el éxito social.
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