Toda gestación de aprendizaje, como todo embarazo, es tiempo de clausura. El lugar menos apropiado para gestar ideas es el aula física y las redes sociales. Los ruidos y estímulos caóticos del aula (red social física) y de las redes sociales (aulas virtuales) no favorecen la gestación (incubación) del conocimiento.
Toda producción, como todo parto, es tiempo de apertura. El lugar más apropiado para colaborar, producir y anunciar el producto es el de las redes sociales.
Hace unos días
cayó en mis manos, vía Facebook, una entrada del blog de la Telefónica dedicado
a innovación y tecnología educativa: “Mobilelearning: cuando los móviles
permanecen encendidos en clase”. Al igual que otros ensayos y exposiciones sobre este tema, aparecen bien articulados el paradigma asistencial y el
paradigma de apoyo. Además, se resalta el aprendizaje como un acto de creación
(constructivismo), en contraposición al aprendizaje como un acto contemplación (racionalismo).
Paradigma del apoyo y del complemento
Los proponentes del “mobile learning” continúan colocando a la sala de clase como el foco central del aprendizaje académico. Todo lo que se haga al margen de ella, con o sin tecnología, se interpretará como
una “expansión del aula”, un complemento y “apoyo” a las actividades aulísticas
presenciales. Esto quiere decir que, sin asistencia al aula, las
actividades de complemento y “apoyo” tienen el mismo sentido que tiene el que apoya a un
corredor que no corre. ¿Y si invertimos la típica versión anterior por
esta otra: las actividades del aula estarán orientadas a dar apoyo a las
actividades llevadas a cabo fuera del aula usando la
conectividad móvil? Ambas versiones padecen del mismo error, el de
sojuzgar la calidad y valoración del aprendizaje en función del espacio y del tiempo.
Precisamente este tipo de error es el que ha llevado a los sistemas educativos, en múltiples intentos de integrar la tecnología en el proceso enseñanza-aprendizaje, a encender los móviles en la sala de clase, poniendo a competir la
conectividad móvil del estudiante con la conectividad del sistema. Las dos formas de aprender son autosuficientes y completas, igualmente eficientes y dispares en costo-efectividad. La más eficiente y económica para el currículum bimodal es la "escuela-móvil", aquella que se engancha en la red móvil, y no en la red estática del sistema. Se necesita valor para elegir, así haya que cerrar escuelas.
Paradigma asistencial: Cuando el móvil suple la necesidad de asistir a
la escuela
En el paradigma asistencial se requiere asistir a clase para aprender y dar
cuenta de lo que el sistema quiere que se aprenda. Las llamadas escuelas para el siglo XXI o escuelas del futuro son el resultado revelador de esta obsesión por crear la necesidad de asistir a la escuela para usar el Internet “manco, cojo y jorobado” del sistema.
Es más importante, trascendental y revolucionario llevar la escuela al móvil que asistir con el móvil a la sala de clase. A propósito, cada día se hace más irrelevante alambrar con fibra óptica las aulas o colocar puntos WIFI en los centros educativos. La diferencia entre la escuela en la Nube e Internet en la escuela es abismal y crítica. La mayoría de los administradores educativos y docentes, obsesionados con el paradigma asistencial, se resisten aceptar esta diferencia y han optado por llenar el aula de cachivaches y artilugios electrónicos. El reto de la escuela del futuro no es el de Internet en la escuela, ni el de la escuela conectada; sino el de la escuela en Internet y el de los estudiantes bien conectados (que ya lo están, a pesar del sistema), de tal forma que éstos puedan “asistir” a ella desde cualquier lugar y a cualquier hora, así monte en cólera Huracán, llueva, truene o relampaguee.
El escenario apropiado del móvil es la Nube y no el aula. Sacar al móvil de este entorno virtual y sentarlo en el pupitre sería cavar su propia tumba. Cuando se intenta integrar el móvil al aula, se escucha un estrepitoso revoleteo como peces fuera del agua atrapados en la maya. En estas condiciones, siempre cabe la posibilidad de visualizar el móvil como un entrometido, por no decir enemigo. No competirás con el teléfono móvil por la atención de tus alumnos, te aliarás con él, recomienda Raúl González los 10 mandamientos del profesor-coach con la esperanza de que se quede para siempre en el aula. Nosotros, que defendemos la desconexión escolar y la sustitución del aula para el currículum bimodal mediante la conectividad móvil, percibimos al móvil como el mejor amigo y aliado del estudiante que llega al punto de prescindir de la conectividad del sistema, del aula física y de la asistencia a clase.
Es más importante, trascendental y revolucionario llevar la escuela al móvil que asistir con el móvil a la sala de clase. A propósito, cada día se hace más irrelevante alambrar con fibra óptica las aulas o colocar puntos WIFI en los centros educativos. La diferencia entre la escuela en la Nube e Internet en la escuela es abismal y crítica. La mayoría de los administradores educativos y docentes, obsesionados con el paradigma asistencial, se resisten aceptar esta diferencia y han optado por llenar el aula de cachivaches y artilugios electrónicos. El reto de la escuela del futuro no es el de Internet en la escuela, ni el de la escuela conectada; sino el de la escuela en Internet y el de los estudiantes bien conectados (que ya lo están, a pesar del sistema), de tal forma que éstos puedan “asistir” a ella desde cualquier lugar y a cualquier hora, así monte en cólera Huracán, llueva, truene o relampaguee.
El escenario apropiado del móvil es la Nube y no el aula. Sacar al móvil de este entorno virtual y sentarlo en el pupitre sería cavar su propia tumba. Cuando se intenta integrar el móvil al aula, se escucha un estrepitoso revoleteo como peces fuera del agua atrapados en la maya. En estas condiciones, siempre cabe la posibilidad de visualizar el móvil como un entrometido, por no decir enemigo. No competirás con el teléfono móvil por la atención de tus alumnos, te aliarás con él, recomienda Raúl González los 10 mandamientos del profesor-coach con la esperanza de que se quede para siempre en el aula. Nosotros, que defendemos la desconexión escolar y la sustitución del aula para el currículum bimodal mediante la conectividad móvil, percibimos al móvil como el mejor amigo y aliado del estudiante que llega al punto de prescindir de la conectividad del sistema, del aula física y de la asistencia a clase.
Con la era móvil, las escuelas y las
salas de clase se han vuelto innecesarias para el currículum bimodal (contenidos
conceptual y procedimentales) y para la materialización del conocimiento
gestado. Entendemos por materialización del conocimiento su producción,
colaboración y compartición. Es urgente soñar y crear otros contenidos
distintos a los conceptuales y procedimentales si se quiere dar sentido a las
estructuras escolares (Ver Dinorah E. Lozano y Educación de Mínimos). No hay razón para
que, en la era del aprendizaje ubicuo, la asistencia a clase del estudiante, en
algunos casos también la asistencia de los padres, siga siendo un criterio
ancla para explicar el éxito o fracaso escolar.
La nueva tecnología que no sustituya al
estudiante (y al maestro también) en el aula, ni es nueva ni buena.
Cuando los móviles se encienden fuera del aula
No hay manera de aprender y enseñar sin tecnología pensada como
herramienta. Todos los intentos de equipar con aparatos tecnológicos el aula e
integrarlos en la clase han fracasado porque:
- Se equipa al aula.
Empoderamiento del sistema.
- No son costo-efectivos. El
resultado, en términos de éxito académico, no se altera; en algunos casos
empeora. Todas las tecnologías adosadas al aula,
supuestas a cambiar la educación, pasan a mejor vida. Sólo la tiza y
pizarra se mantienen imbatibles.
- No empoderan al estudiantado.
Está bajo el control del sistema educativo.
- Su uso es limitado (7x5),
inseguro y complejo.
- Conectividad estática, limitada en tiempo y espacio.
Con el advenimiento de la conectividad móvil transescolar:
- Se equipa al estudiante.
Empoderamiento estudiantil.
- El sistema pierde el control
del equipo y de los medios, incluyendo el medio de Internet.
- Está bajo el poder del
estudiante 24 horas diarias (24x7).
- Comunicación espontánea
multimedia, como en el aula presencial con o sin PDI.
- No tiene que asistir al centro educativo para usar el equipo y los medios.
- Conectividad prácticamente sin limitaciones en tiempo y espacio. Acompaña al estudiante done quiera que vaya.
Ni racionalismo ni constructivismo: Crear pensando
Todo aprendizaje es tiempo de clausura y de apertura (jq)
El comienzo de la sabiduría es el silencio (Pitágoras)
El comienzo de la sabiduría es el silencio (Pitágoras)
Es tan peligroso tomar partido por el aprendizaje basado en el pensamiento como el aprendizaje basado en la creación o construcción de conocimiento. Lo de ‘aprender haciendo”, “aprender enseñando”, “aprender discurriendo” y otras frases parecidas, es cierto, siempre y cuando se piense en lo que se va a hacer-enseñar-discurrir, y se repiense en lo que se está haciendo, enseñado y discurriendo.
Racionalismo griego
El racionalismo griego, a pesar de resaltar la interiorización y contemplación para el conocimiento, nunca abandonaron la necesidad del decir y expresar mediante el discurso (el proyecto, diríamos ahora) ese conocimiento. Las escuelas griegas, en el amanecer de la
transición del mito al “logos”, se enfrentaron a un trío de términos
similares a los nuestros: Pensar, Decir y Ser. Sólo podemos Pensar y Decir lo
que Es. Decir equivale a Crear en nuestro contexto.. Las discusiones sobre la
diferencia ontológica entre el pensar y el decir, entre interiorización y
exteriorización, toman distintas direcciones desde el momento que ambos
términos se envuelven en un mismo paquete llamado ‘logos” (logos =
pensamiento, razón, habla, discurso, concepto, palabra, conocimiento).
A partir del pasaje juanino de “el
Verbo-Logos se hizo carne”, la
intervención de la tradición judeo-helénica-cristiana, con sus
características propias (en Dios no hay diferencia entre Pensar-Decir-Ser,
dice al pensar y crea al decir), tal vez nos ayude a comprender la relación
entre la gestación del Verbo-Logos (acto interno) y la Epifanía del Verbo
(acto externo). A falta de un decir, tendríamos un pensar huero. A falta de
un pensar tendríamos un decir dudoso (doxa),inservible, para todos los efectos. |
Si llevamos al extremo el significado de Logos, bien podemos afirmar que si no hay un decir, esto es, una exteriorización de lo pensado, un producto, no hay conocimiento o, al menos, el conocimiento es inútil, está demás. Si los pensadores y educadores griegos daban mucha importancia a la retórica era porque en ella confluían el pensar-razonar y el decir-argumentar lo que se pensaba. Lo que se evalúa en el aprendizaje académico no es el pensar, sino el desvelamiento del pensamiento, el decir lo que se piensa.
Con el propósito de mis estudiantes descubran la diferencia entre el pensar y su desvelamiento, acostumbro hacer un pretest muy simple: entrego al grupo una fruta (en este caso uso la fruta "pajuil") para que la vean, toquen y huelan. A reglón seguido hago la pregunta ¿"qué es eso"?, ¿"cómo se llama"? Todos sacaron F. Como no tenían idea de la realidad percibida, no pudieron elaborar un discurso, el "decir". Con el propósito que adquieran el concepto de la realidad percibida y digan lo que es y para qué, les doy dos tipos de asignaciones:
- Adquisisción del concepto y conceptos reticulados (red o conexiones de conceptos). Acostumbro utilizar la estrategia de "curación de contenidos", que va más allá de una búsqueda y lectura simple. Momento de reflexión y contemplación.
- Creación de un proyecto colaborativo multimedia sobre el "pajuil" para remover la F. El proyecto podría ser un ensayo, un mapa de conceptos, un podcasting, un vodcasting, un glogster, etc. Momento de producción y desvelamiento.
Me parece lamentable. ¿A dónde vamos a parar?
ResponderEliminarDe hecho, el movil debiera ser un aliado a la labor docente. Pero....... el sistema educativo no muestra ningun interes en los docentes, salvo llenarlos de expectativas xD
ResponderEliminarEs un articulo muy interesante, analizador y sintetizador de lo que ha de ser un proceso de enseñanza y sobre todo de cómo utilizar nuevos medios para la consecución de un objetivo final el logro de aprender, más bien aprehender.
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