viernes, 1 de marzo de 2024

La IA y la doble autoría en trabajos académicos


Toda “obra” tiene doble autoría: Autor intelectual y autor operacional (mano de obra). Arquitecto/ingeniero = autor intelectual; operarios = autor operacional. La IA ha asumido la autoría operacional en industria, salud, pymes, etc. sin mayores contratiempos. Cuando la IA asalta los muros de los centros educativos y se hace cargo de la autoría operacional de la “obra académica”, suenan las alarmas consabidas de plagio, originalidad, pensamiento crítico, etc. etc. El no tener autoría el conocimiento global de la IA, crea un problema a los programas que husmean inquisitorialmente el plagio. Cada día hay menos trabajos similares.

Antes del asalto, el autor de la obra académica asumía aparentemente la autoría intelectual y la autoría operacional. Digo "aparentemente", porque ya con la llegada de Google, y a pesar del contrataque de Turnitin, se hizo fácil suplantar "parchos" visibles en la estructura de la obra.

Ha llegado la hora de renunciar a la autoría operacional de la obra académica y dejarla en manos de la IA. Estamos reviviendo el momento aristotélico donde el trabajo manual (la materialidad) es propio de los esclavos (=robots) y la contemplación, actividad intelectual e investigativa es  propia del hombre libre, "bíos theoretikós" (sic). ¡EUREKA! Aceptemos con alegría la doble autoría, excepto en aquellos casos en los que la obra, por su originalidad y marca humana 100%, la IA no puede aportar nada todavía.

Los contraatques vienen de los defensores del desarrollo del pensamiento crítico y analítico. Respecto a esta preocupación, válida por demás, hay que subrayar que no es necesario ser autor operacional, por ejemplo, de una casa o un ensayo, para crecer en pensamiento analítico y crítico. Uno no tienes que hacer la “obra” para analizarla y criticarla. El arquitecto, autor intelectual, utiliza todos los recursos para diseñar lo que tiene en su cabeza. Cuando el arquitecto/ingeniero, autor intelectual, diseña la idea de una casa, el diseño de la idea (=casa en la cabeza) no se menoscaba su actividad de pensamiento puramente analítica y crítica, aunque el constructor de la casa, autor operacional (material) sean operarios o robots. La clave está en el diseño, en la estructura, en la forma (“morphé”) de la obra. ¿Quién diseña la obra? ¿Qué diseño (estructura y forma) tiene el estudiante de la obra académica en su cabeza cuando se enfrenta a la IA?

Sigamos con el ejemplo de la obra académica llamada ensayo. A nuestros estudiantes les viramos la cabeza para que se entretengan y construyan el producto final del ensayo (la operacionalidad, la “materialidad” propio de la IA, del Chatbot), obviando el trabajo intelectual humano, como el diseño, la estructura (análisis) y el formato del ensayo. La Sagrada Familia de Barcelona, todavía en construcción, es de Gaudí, muerto hace casi un siglo, autor formal (Forma = aquello que hace que la Sagrada Familia sea Sagrada Familia, y no otra cosa). No decimos que la Sagrada Familia es de los constructores y robots coetáneos, ejecutores de la idea de Gaudí, autores materiales (materia = aquello con lo que se hace la Sagrada Familia), sin los cuales la Sagrada Familia no existiría. 

Dejemos a la IA la autoría material y operacional de la “obra académica” (coherencia, gramática, organización, acoplamiento de las piezas…) y enfilemos al estudiante a la autoría intelectual, a diseñar, estructurar, investigar y dar forma a la obra. En lugar de penalizar, doy puntos a los estudiantes que usan la IA para hacer el ensayo. El primer obstáculo que uno encuentra al poner en marcha el trabajo colaborativo con la IA es precisamente la carencia de la idea (=ensayo metido en la cabeza), sin la cual es imposible interaccionar y competir con la IA.

 Como no hay tiempo para meter en la cabeza la idea de ensayo, destreza analítica (sé que va a decir que se estudió en 6to grado) y el tiempo apremia, suministro la idea encapsulada (sintética) de ensayo en forma de pregunta o enunciado para el primer encuentro con la IA . Le pongo en bandeja de plata la pregunta: 

 “Escribe un ensayo sobre… (título del tema). Incluye la Portada, el Abstract, Palabras clave, la introducción con tres ideas principales, tres párrafos de desarrollo para cada idea principal con una o más citas estilo APA en cada párrafo, la conclusión y la página de Referencias”.

Antes de cinco segundos aparecen gestos de asombro en su rostro. Aprovescho el estado de espasmo y les digo:

No se emocione por las 3 o 4 páginas que el chatbot le da meticulosamente estructuradas, coherentes, sin faltas de ortografía y muy locuaces. Ni haga lo que hacen algunos estudiantes: editar la portada y entregar el escrito. La IA es inteligente, pero no tanto. Si no está satisfecho(a) con la ejecución de la idea de ensayo o con algunas respuestas, siga insistiendo, sin miedo, por ej. Quiero dos citas más con sus referencias en el párrafo 3 No me gustó el Abstract | Amplíe información del párrafo 1 | Añada una idea principal más con su párrafo respectivo y actualice Abstract, Palabras clave y Referencias |No me aparece la referencia de la cita x ni el url de la cita x. etc. 

Luego de hacer un análisis crítico y analítico de la obra en función del forma(to) APA, como, constatar las fuentes (algunos chatbots no buenos en la veracidad de las fuentes), añadir el url de las referencias y, si fuera necesario, añadir una cita directa de apoyo a cada idea principal, exijo al estudiante dar crédito al lautor operacional (material) del ensayo, esto es a la IA. Lo que conlleva citar al Chatbot en el último párrafo de desarrollo con una cita parentética en estos términos: "la mayor parte del texto de este ensayo fue generado por el ChatGPT; se transcriben las preguntas y respuestas sin editar en el Apéndice de este ensayo" (OpenAI, 2024). 

La referencia de esta cita en la página de Referencias será:

OpenAI. (2023). ChatGPT (versión 3.5) [Modelo de lenguaje grande]. https://chat.openai.com/chat

A partir de los comentarios que hacen los estudiantes al entregar el ensayo, el 99% aprendió a escribir correctamente, a tener estructura y coherencia.

Cuando se trabaja con la IA se impone cambiar de actitud ante el saber y el aprendizaje humano. Quien no asuma una actitud crítica y analítica frente al saber globalizado de la IA, será absorbido por la masificación y despersonalización del conocimiento. PERDERÁ SU MARCA. La Inteligencia humana (IH)  se crece ante la IA o se empequeñece. De salida, se aprende a ser coherente y estructurado. Aquel que no tiene visión de la estructura, con todos los detalles, de la obra que quiere construir con la IA, pierde el tiempo. La IA no es adivina, ni presta nada sin esfuerzo inteligente del humano. En la medida que uno(a) demuestre a la IA que es inteligente (humano), que tiene "noús", la estructura y el formato (morphé) de la obra, que sabe lo que quiere y cómo lo quiere (siempre y cuando el “cómo” sea como debe ser), obtendrá recompensa.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias

Estadísticas

Free counters




Locations of visitors to this page


Entradas del blog