La lluvia torrencial de las Nuevas Tecnologías, nos pasó por encima, embarró nuestros instrumentos milenarios de trabajo, empapó nuestras plumas, haciéndolas pesadas e ineptas para el vuelo.
Antes que la avalancha nos arrastrara, nos quitamos del medio y, a continuación, nos subimos a la tarima para observar el espectáculo desde el escritorio.
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Muchas gracias