Google ha sobresalido por reemplazar lo físico y tangible por lo virtual e intangible. Popularizó, no inició, la sustitución del almacenamiento tangible por otro no tangible, el paso de los programas comerciales basados en la PC a programas comerciales basados en Web, el reemplazo de soportes tangibles por soportes intangibles. Con “Classroom” sucede lo contrario, pareciera que Google se baja de la nube para encarnarse y ensuciarse en el tiempo-espacio de la “Sala-de-clase”. Lleva el mismo rumbo equivocado de las “TIC en la sala de clase” de hace 10 años. No es la primera plataforma LMS, ni será la última que utiliza términos relacionados con la sala de clase. La primera que entra de forma atropellada a mi memoria es la plataforma Blackboard, mi consentida por lo que tiene de anacrónico y aparatoso, e inspiradora de este blog.
Siendo consecuente con las apps educativas de Google anteriores,
lo lógico y justo sería llamar a esta nueva plataforma educativa “Classroomless” (Sin-Sala-de-Clase), en lugar de “Classroom”. Ya puedes registrarte en la versión previa al lanzamiento oficial.
Venden “Classroom” como:
- Más tiempo para enseñar y menos complicaciones tecnológicas.
- Facilidad para gestionar tareas con Documentos de Google y Drive
- Ahorra tiempo. Mejora la organización. Mejora la comunicación.
Siendo consecuente con las apps educativas de Google, anteriores
a “Classroom”, lo lógico y justo sería llamar
a esta nueva plataforma educativa “Classroomless”, sin sala de clase. Si introducimos en el aula "Classroom", seguiremos en las mismas: con más cachivaches en el aula, con menos interacción psicosomática, menos razonamiento, menos argumentación, menos oratoria.
El sistema educativo siempre ha tenido problemas con el
tiempo y el espacio no escolares para enseñar y aprender. Ha ido aceptando lentamente
y a regañadientes alguno que otro tiempo y espacio extraescolar. Últimamente
está viendo con buenos ojos aquellas aplicaciones que amplían el tiempo, no así el espacio, para enseñar
y aprender, por aquello de que “el tiempo es oro”. Al llegar aquí, conviene
aclarar que, como al sistema educativo le “duele” reconocer estos nuevos tiempos
y espacios extraescolares, la ampliación del tiempo para enseñar y aprender,
por supuesto en otros espacios no escolares, no se han movido ni un segundo las
agujas del reloj escolar. Resultado: allí donde se usa fuera de clase la
plataforma “Classroom” o cualquier otra plataforma similar gratuita, la
asistencia física al aula se convierte en un acto hipócrita y ‘pro forma’.
Para el sistema educativo el espacio físico (“classroom”) vale
un millón y el espacio virtual vale poco o nada. Para los desarrolladores de
las apps educativas el espacio virtual es su negocio y el espacio físico vale
menos que el “oro del moro”. Teniendo en cuenta esta realidad semántica y
valorativa de los tiempos y espacios por parte de los consumidores (docentes y administradores
educativos), los desarrolladores de apps educativas prefieren caer en la
ridiculez de promover la asistencia al “classroom” para las interacciones y
comunicaciones virtuales entre maestro-estudiante, y estudiante-estudiante,
aunque la aplicación esté orientada a usarse y a ser más eficiente fuera de la
sala de clase (“Classroomless”). Así es como aquellas aplicaciones educativas
que apuestan por la proliferación de espacios
extraescolares para enseñar y aprender, minimizando o eliminando el espacio
aulístico, el “classroom”, se las camufla para que puedan ser aceptadas y se
les dé algún uso en la sala de clase. Se prefiere virtualizar el “classroom”, desvirtuándolo,
antes que prescindir de él.
Definitivamente, el término “Classroom” tiene magia y
misterio, es mercantil y se vende muy bien. Grupos políticos y emporios económicos necesitan todavía el salón de clase. Incluso, me atrevo predecir que después de muerto,
campeará por décadas con todos sus respetos, como el Cid. Amigos de Google, no
hagan caso al título de “Classroomless”
sugerido por mí, pueden perder clientes. Nunca me lo perdonaría.
Google, Microsoft y otros poderosos quieren tomar para si el "Negocio" de la educación.
ResponderEliminarFantastica su acuñación: “Classroomless”, necesitamos personas como usted para re interpretar lo que nos rodea e invade.
Co la admiración de siempre le saludo y sigo leyendole.
Sé qué estás en esta honda. También sé que tus muchachos están listos para sobresalir sin-salón-de-clase.
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